La poesía habita en Felipe García Quintero
Por Hellman Pardo
El poeta caucano visitó Bogotá semanas atrás. Invitado por las IV Jornadas universitarias de poesía que convoca Rafael del Castillo, el Colectivo Literario La Raíz Invertida tuvo la oportunidad de compartir con él varios escenarios de la capital colombiana. Antes de entrar a una de los recitales, en la Universidad Nacional, hablando de su libro Siega, le pregunté: "Oye, ¿Cómo le haces para ganar tantos premios? Él, humilde como todo gran poeta, me contestó: "No son tantos Hellman. Solo resta escribir". Sí, escribir. Tener la valentía de enfrentarse al mundo a través de las palabras, y Felipe García Quintero sí que sabe de ello. Ha ganado el Premio Internacional de Poesía Encina de la Cañada y el Premio Pablo Neruda, en 2000; los Premios Nacionales de la Universidad Externado de Colombia, en 2010; el Premio de la UIS, el mismo año; el Concurso Bienal de poesía Julio Florez, en 2012; el Premio Ciro Mendía, en 2012. Pero esto no es todo. Hay otro más. Hace tan solo dos días le han concedido el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus 2012, uno de los más importantes de Colombia. Este es el año de Felipe García Quintero, nombre que por estos días se vuelve la definición de la poesía misma. ¿Cuánta gran poesía tiene más en su escritorio? Y ahora que para 2013 viene el Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura, y el Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá, ¿Nos asombrará de nuevo?
Aquí un poema del poeta caucano:
MI CASA, COMO EL DESIERTO, no tiene techo ni puerta, sólo boca.
Mi casa, como la piedra, no posee vigas ni cimientos, sólo una mano empuñada la sostiene.
Esta casa la he construido quitando ladrillos y entregando mis huesos al vacío que resta.
La casa es oscura como mi voz en sus corredores.
Vivo en la casa que camino. La que acecho y me persigue como el gusano tras la carne enferma.
A cada grito se levanta; con cada silencio la destruyo