97. Yirama Castaño
Con prólogo del poeta colombiano Miguel Iriarte, Animal Sospechoso Editor, publica en España la poesía reunida de la poeta colombiana Yirama Castaño, En los labios de la noche (1990 - 2022), que reúne los libros publicados hasta la fecha, en versión actualizada. Naufragio de Luna (1990), Jardín de sombras (1994), El sueño de la otra (1997), Memoria de aprendiz (2011) y tres series de poemas inéditos bajo el título «Es la noche y todo vuelve a su revés» (2012-2022).
Con la publicación de En los labios de la noche. Poesía reunida (1990 - 2022) la editorial Animal Sospechoso Editor de Barcelona reúne la poesía de una de las poetas colombianas más recordadas por una poesía depurada que logra un mundo de expresión muy atento a lo simbólico, pero que no renuncia a una dicción cercana a lo natural, en oposición al artificio. Como dice la poeta jerezana Josefa Parra, la poesía de Yirama Castaño es una poesía que, «aúna el brillo de su dicción con una emoción destilada, comedida, tan lejos de la pretenciosidad como del artificio vano. Todo en la poesía de Yirama es necesario y preciso. No sobra nada y no hay carencias tampoco: cada símbolo, cada expresión son adecuadas y suficientes. Yirama busca y encuentra, y comparte sus hallazgos desde una suerte de modestia poética, que huye de la solemnidad y de las frases campanudas, porque no precisa de ello, porque se basta con su propia excelencia, con su propia y honesta personalidad.»
De Naufragio de luna, 1990
EL CINTURÓN DE ORIÓN
Cuando se sueña
que poco hay para perder.
En la ciudad de los juegos
las noches son estrechas,
los bares siempre están abiertos
y las calles
van formando su propio laberinto.
Las luces intermitentes
impiden reconocer los números
en los que caerá el dado.
En cada lance,
el que apuesta
olvida alguna cara
y el repartidor destapa su adicción.
Al amanecer
los asesinos se recogen en sus casas
y nada queda en la memoria,
ni siquiera el fluido
que se llevan las heladas.
De Jardín de sombras, 1994
AMANTES
Debajo de la lámpara encendida
el oscuro habitante desaparece.
Es la catedral del círculo,
la tierna embriaguez de los murmullos.
De Memoria de aprendiz, 2011
LA CAVERNA DE LA MARIPOSA
Quieta agua
quieta ola.
Luz devota,
detiene al paso
su toda hora.
Alcanza la puerta de su jaula
pica el asfalto de sus brazos
añade alas a la cabeza
urbanas uñas blancas…
Qué importa la lengua extraña
si entiende que le hablan.
Hoy podría quitarse la camisa,
mudar de cuerpo
mostrar la cicatriz.
De Es la noche y todo vuelve a su revés
De juegos y distancias, 2022
MARINERA
Por la gracia de la lengua
junto a las letras que me quedan
voy en busca del reposo de las aguas
En el faro,
a salvo de la tormenta
de sus bocas
De Es la noche y todo vuelve a su revés
Las siemprevivas, 2022
YO, ESCRIBANA
Al fondo de su cuerpo
la casa nos espera
y la mesa servida
con las palabras
limpias
para vivir, tal vez para morir,
ya no sabemos,
porque al entrar nunca se sale.
EUGENIO MONTEJO
I
Intento descifrar lo que nos separa en estos tiempos.
Una distancia tan grande
como la que existe entre una palabra y otra,
un espacio en blanco,
una pausa.
II
He tratado de abandonar mis silencios,
pero a veces los ruidos
lo distorsionan todo,
se apoderan de los tejidos,
entrelazan grandes nudos en el tronco
y enferman la raíz.
Otras me quedo con la música en el tálamo
y el movimiento en mis pies,
perdiendo la dimensión de los minutos
y el horizonte que señala cada lóbulo.
III
Elegí una gran piedra para tallar la casa
que llevo a cuestas,
la casa que soy
y el agua que fluye en ella
y dentro de mí.
En mis arterias,
vocales abiertas y cerradas,
árboles nativos,
frailejones,
frío y niebla.
IV
Inventé los signos del pictograma
con la esperanza de recuperar el páramo,
amoblé con objetos las alcobas
y sembré de libros todos los jardines.
Piedra sobre piedra esculpí la historia,
los cantos y los bailes.
Hice de las bromelias un pesebre
y pasé la noche en vela,
esperando los espíritus buenos.
Ya no puedo recordar lo que respondí
la última vez que me llamaste.
V
Ya descubrí que las mariposas
habitan en el silabario,
cerca al néctar del lenguaje
y que cuando descubres su nervadura,
pasas de una especie a otra,
de las primeras letras a las cristalinas,
de la ortiguera a la atalanta,
de las monarcas a las orquídeas,
en pleno vuelo,
conscientes de la vida
y precisas en la muerte.
VI
Honraste con su imagen
todo lo creado
y me dejaste la nostalgia
con la que miro su apariencia,
la mudez,
la lengua
y estos labios.
VII
Tú me diste la palabra,
la misma tarde en que la sombra
me arrinconó en la pared de la vieja casa.
Tú te pusiste delante para recibir lo que viniera,
al fin y al cabo
tu misión era evitar que la muerte me pasara.
Y yo,
con la voz cayendo en el asfalto,
trataba de evitar el daño.
Sí,
ese día prometiste
que desde cualquier lugar
tratarías de darme una señal de vida.
Desde entonces,
sólo la sombra crece en esa nada.
VIII
Para tener el bosque
sólo hay que sembrar los árboles,
bautizar espacios,
dejar que llueva
sobre los viejos arrayanes,
los sauces, alisos y abutilones.
Enseguida vendrán los habitantes de los vientos,
congelarán su vuelo
y se alimentarán de los insectos.
IX
¿Cuál fue la razón que motivó el exilio de esta página?
De este fuego,
que ya no calienta el vientre
ni es el centro del hogar,
ni razón primera de la fiesta,
ni ritual de aquellos
que aprendemos a balbucear
con las letras que se nos desparraman en las manos.
Yirama Castaño Güiza (Socorro, Santander, Colombia) poeta, periodista y editora. Participó en la creación de la Fundación Común Presencia y de su revista literaria, que lleva el mismo nombre. Asimismo, es miembro del comité asesor del conocido Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté, Córdoba (Colombia).
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«Si la palabra recordar significa “volver a pasar por el corazón”, y la memoria reside en ese centro palpitante como lo pensaba con lucidez la imaginería latina, la aventura poética de Yirama Castaño fluye en esas rojizas y profundas aguas. El oleaje interior que transforma el verso en canto rodado, que enfrenta la turbulencia hasta alcanzar su forma más dúctil, ofrece en su laborioso y duro itinerario la secreta y luminosa existencia del poema.
GONZALO MÁRQUEZ CRISTO
Yirama Castaño elabora una poesía como si se tratara del velo al que siempre se vuelve para tejer y destejer hasta alcanzar la levedad y transparencia que pueden tener las palabras, esas mismas palabras que nos hunden, con su peso, en la reflexión sobre la vida y los días. En esos consiste su trabajo de poeta, alivianar la carga de las palabras, sacudir la paja del trigo, dejarlas tan honestas y potentes como llegaron al mundo para que digan lo que la poeta quiere decir.
EDWIN MADRID