Los poemas de la pandemia, de Margaret Randall.
La escritora Margartet Randall (Nueva York, 1936) ha escrito durante la pandemia un conjunto de poemas que nos revela la compleja situación que atravesamos durante esta pandemia, fragmentos de humanidad en medio de la incertidumbre. Estos cinco poemas hacen parte de su reciente trabajo Starfish on a beach: The pandemic poems - Estrellas de mar sobre una playa: Los poemas de la pandemia, que será publicado proximamente en coedición por la Editorial Abisinia, de Argentina, y Escarabajo Editores, de Bogotá, en la traducción de Sandra Toro (Argentina, 1968).
MEMORY TRIES TO GET OUR ATTENTION
Memory wanders the earth in this era
of pandemic and fear.
She whispers stories of past plagues,
reminds us of holocausts
and genocides,
tells us this too shall pass.
Memory tries to get our attention
with books, songs, graphs,
even humor, assures us
the friendly touch
we miss today will still
be there tomorrow.
But memory herself is exhausted,
battered by an onslaught
of mixed messages, history books
with missing chapters,
biased news reports
and self-proclaimed scribes.
She insists she’s as timely as science
and hope, tries to take her seat
at the table of experts,
get us to see her for who she is
at a time when she knows
she is needed as never before.
Listen to Memory calling. Ask
our elders for her tales
of pain and heroics,
kindness and relevance.
She will take your hand
if you give her yours.
LA MEMORIA TRATA DE LLAMARNOS LA ATENCIÓN
La memoria deambula por la tierra en esta era
de pandemia y de miedo.
Susurra historias de pasadas plagas,
nos hace acordar de holocaustos
y genocidios, nos dice que esto también pasará.
La memoria trata de llamarnos la atención
con libros, canciones, figuras,
incluso con humor, nos asegura
que el contacto amistoso
que hoy extrañamos
mañana va a seguir ahí.
Pero la memoria también está exhausta,
vapuleada por el asedio de
mensajes ambivalentes, libros de historia
con capítulos que faltan,
noticias tendenciosas
y escribas autoproclamados.
Ella insiste en que es tan oportuna como la ciencia
y la esperanza, trata de ocupar su lugar
en la mesa de expertos,
nos hace verla como lo que es
en un momento en que sabe
que se la necesita como nunca.
Escuchemos el llamado de la memoria. Pidamos
a nuestros ancianos que nos cuenten sus cuentos
de hazañas y dolor,
de bondad y relevancia.
Ella va a darles la mano
si ustedes le dan la suya.
STARFISH ON A BEACH: A FABLE FOR 2020
I think of a story Barbara used to tell, about a man standing on a beach scattered with hundreds of starfish. He picked them up, one by one, and threw each back into the sea. Another man walking by (such stories always seem to feature men) stopped, watched for a while, then said: You´ll never be able to throw them all back. Do you think what you´re doing really matters? The first man picked up another starfish, tossed it into the waves and answered: Mattered to that one.
I´m thinking of this story now in the context of COVID-19, the plague that is sickening and killing people around the world. I´ve heard it suggested, both by those who believe in science and by Christian or other fundamentalists that this is a culling. The Earth is cleansing itself of overpopulation, ridding itself of surplus humans, as it were. The fundamentalists would substitute the word God for the word Earth.
Which leads to my next thought. Even if we can´t save everyone who gets sick, we must do our best to protect as many as possible. It may not matter to everyone, but it will surely matter to that one.
ESTRELLAS DE MAR SOBRE UNA PLAYA: UNA FÁBULA PARA EL 2020
Pienso en una historia que Barbara contaba siempre, acerca de un hombre en una playa salpicada de miles de estrellas de mar. Él las iba recogiendo una por una, y las arrojaba de vuelta al agua. Otro hombre que pasaba (parece que en esas historias siempre son hombres los que aparecen) se detuvo, se quedó mirando un rato y después dijo: Nunca las va a poder devolver a todas. ¿Cree que lo que hace importa de verdad? El primer hombre recogió otra estrella, la lanzó a las olas y le respondió: A esa le importa.
Pienso en esa historia ahora, en el contexto del COVID-19, la plaga que enferma y mata gente en todo el mundo. Oí que, tanto los que creen en la ciencia como los cristianos y demás fundamentalistas, sugieren que es un sacrificio. La Tierra está limpiándose la superpoblación, librándose del excedente humano, por así decirlo. Los fundamentalistas cambiarían la palabra Tierra por Dios.
Lo que me lleva al siguiente pensamiento: incluso si no podemos salvar a todos los que se enferman, tenemos que hacer lo posible por proteger a tantos como se pueda. Tal vez no les importe a todos, pero seguro a ese le va a importar.
OUR CONVERSATION HAS CHANGED
Our conversation has changed.
We are talking about
things we couldn’t bring ourselves
to broach before.
If I get it, don’t hook me up
to a ventilator...
I’ve had a good life...
Tell the children...
Experiencing the guilt of having
home and lover, imagining
those who lacked everything
before this plague,
we look into one another’s eyes,
relieved to be facing
our deepest fears
in company.
NUESTRA CONVERSACIÓN CAMBIÓ
Nuestra conversación cambió.
Estamos hablando de
cosas que antes no podíamos
mencionar.
Si me enfermo, que no me conecten
a un respirador…
Tue una buena vida…
Deciles a los chicos.
Experimentando la culpa de tener
casa y amante, imaginando a los
que antes de esta plaga
nada tenían,
nos miramos a los ojos,
con el alivio de enfrentar
nuestros miedos más profundos
en compañía.
HOLOGRAMS OF HOPE
Maps, we know, are drawn
according to their makers
dreams of grandeur
or humility, lands shaped
by guile or conquest,
vision and gratitude,
in turn informing the minds
of those who teach
their progeny to till
their fields,
plant and reap on them,
sing their songs.
Today we have twin maps:
Los Angeles struggling
beneath pollution’s filth
and the same city
under a paler cloud
as traffic deserts
its streets
and people shelter
from this dread virus:
the first blood red,
the second barely washed
in pale pink.
We have such maps
of Mumbai, Beijing
and other cities
that only weeks ago
spewed greenhouse gases
into skies made for wind
and rain, eagles
and clouds.
A dearth of planes also
brings new air, easier
to breathe and kinder
to our lungs.
When social closeness
gives back
the human embrace
and travel puts us
once again hours away
from anywhere else
on earth,
which of these maps
will mirror our cities
and which have
merely been
holograms of hope?
HOLOGRAMAS DE LA ESPERANZA
Los mapas, ya lo sabemos, se trazan
según los sueños de grandeza
o la humildad del que los dibuje,
como tierras delimitadas por
la argucia o la conquista,
con la visión y la gratitud,
informando a su vez a las mentes
de los que enseñan
a su prole
a trabajar la tierra,
a plantarla y cosechar,
a cantar sus canciones.
Hoy tenemos mapas gemelos:
Los Ángeles luchando en
la mugre de la contaminación
y la misma ciudad
bajo una nube más clara
cuando el tráfico deja las
calles desiertas
y la gente se refugia
de este virus temido:
El primero, rojo sangre.
El segundo, coloreado apenas
de un rosa pálido.
Tenemos mapas así
de Mumbai, Beijing
y otras ciudades
que semanas atrás
arrojaban gases de invernadero
a un cielo hecho para el viento
y la lluvia, las águilas
y las nubes. Una escasez de aviones que
también trae un aire nuevo, más fácil
de respirar y más amable
para los pulmones.
Cuando la proximidad social
retribuya
el abrazo humano y el viaje nos ponga
una vez más a horas de distancia
de cualquier punto
de la Tierra,
¿Cuáles de estos mapas
reflejarán nuestras ciudades
y cuáles habrán sido nada más
que meros
hologramas de la esperanza?
THE VIRUS AS METAPHOR
A perfect vehicle for hatred of Others,
some call it the Chinese
or foreign virus:
easy to use tragedy as an excuse
for racism or xenophobia.
I remember the 14th century
when Jews and lepers
were blamed for The Black Death.
Every hater has their moment
in history.
Strange how today’s loathers
never evoke those blankets
that carried smallpox and cholera
to the First People
inhabiting our beautiful land.
EL VIRUS COMO METÁFORA
Un vehículo perfecto para el odio a los Otros,
alguno lo llama el virus chino
o extranjero:
fácil usar la tragedia como una excusa
para el racismo y la xenofobia.
Me acuerdo de que en el siglo XIV
a los judíos y leprosos
se los culpaba de la peste negra.
Todo odiador tiene su momento
en la historia.
Raro que los difamadores de hoy
no evoquen nunca esas sábanas
que llevaron viruela y cólera
a los Primeros que
poblaron nuestra tierra hermosa.
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MARGARET RANDALL - Nació en Nueva York en 1936. Es autora de más de 150 libros de poesía, ensayo y historia oral. Vivió por largos períodos en Albuquerque, Nueva York, Sevilla, Ciudad de México, La Habana y Managua. Durante los años sesenta fundó y editó, junto con Sergio Mondragón, la revista literaria bilingüe EL CORNO EMPLUMADO / THE PLUMED HORN, que por ocho años publicó la literatura más innovadora e importante de la época. En 1984, cuando Randall dejó Nicaragua para volver a los Estados Unidos, el gobierno estadounidense quiso deportarla invocando la ley McCarran-Walter de Inmigración y Nacionalidad, de 1952. El gobierno consideró que las opiniones expresadas en algunos de sus libros estaban “en contra del buen orden y la felicidad de los Estados Unidos”. El Centro de Derechos Constitucionales asumió su defensa, y un gran número de escritores y otras personalidades se le unieron en una batalla por la reintegración de su ciudadanía. El caso duró cinco años y fue ganado en 1989. En septiembre de 2017, Margaret recibió la medalla de mérito literario de Literatura en el Bravo, Chihuahua, México. En abril de 2019 recibió el premio “Poeta Dos Hemisferios” que otorgó el Festival de Poesía Paralelo Cero 2019 en Quito, Ecuador. En 2018 salió su poesía Time’s Language: Selected Poems 1959-2018, seleccionado y editado por Katherine M. Hedeen y Víctor Rodríguez Núñez (Wings Press, San Antonio, Texas). En la primavera del 2020 Duke University Press publicará sus memorias, I Never Left Home: Poet, Feminist, Revolutionary. Se puede visitar su página web: http://www.margaretrandall.org
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SANDRA TORO (Buenos Aires, Argentina, 1968). Traductora, correctora y bloguera. Es reconocida por difundir sus versiones rioplatenses de poesía escrita en lengua inglesa a través de las redes sociales y los blogs: El Placard, Loba y Denise Levertov en castellano. Colabora con numerosas publicaciones impresas y digitales, nacionales e internacionales (Abisinia Review, Bocadesapo, La Pecera, Letra muerta, Kokoro, La ciudad sin nombre, Low-Fi Ardenta, Altazor, etc.).