Revista Latinoemerica de Poesía

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67. Sergio Geese



Fotografía de Sofía Castillón

Selección y nota de Fredy Yezzed

La poesía de Sergio Geese es una obra que transita por el duelo, el amor y la esperanza. En algunos pasajes hay un aliento de rabia y desencanto cuando retrata el deterioro del nosotros acá y ahora. Sin embargo, estas páginas están colmadas de humildad y compasión; pues es el Otro el centro de su manantial. “Bajo la lluvia, una sustancia de amor”, se lee en el fondo de estos párrafos que nos extienden la mano. Cada uno de sus poemas duele hasta la médula, se palpa la sinceridad y la ferocidad con que han sido escritos. La naturaleza vegetal y animal le dan olor, vuelo y matiz a sus imágenes. Como en Gabriela Mistral, sus poemas en prosa tienen un gesto rural, humano y profundo. El lector que se acerca a este universo se lleva la sensación de estar escuchando una música única y llena de luz.


Buenos Aires, septiembre de 2017

 

 

 


POEMA QUE QUERIA HABLAR DE LA SOLEDAD
Y NO PUDO

Leo una trama de mimbres, y espero la danza que despierte una imagen.
El aire toca mis manos, juega en sus pliegues, y me susurra: “ninguna tijereta cambia sus plumas, sin cantar primero”.
Detrás de la sombra del vino no hay huertos, mujeres, ni jaurías. Un cofre con recuerdos mordisquea mis ojos; me levanto y suplico: “Dios, escupe tu palabra”. Las heridas pesan en mi guitarra y las palomas furiosas rujen en los maizales.

 

 

 


TANGO SIN PAN


Hay que volver a la herida. La vigilia no es de aromas ni de clavos. Su negritud cubre los jazmines, cubre el pecho de las mujeres, cubre lo muerto. Hay que volver a la herida y no hay placer en volver a ella. Solo está la máscara viva de una fragilidad impensada. Te gusta este licor, este lecho seco, esta ráfaga de ausencias.
Tu desnudez te devela, la flecha apunta a ti. Opaca tu cuerpo, tu voz, tus gestos. Se hace menos visible tu rostro incrédulo, donde los miserables festejan frente a tu puerta, se ensañan contra un campo fértil, se hacen fuertes ofreciendo un plato de espina.

 

 

 

LA TREGUA

Hay un silencio santo en los domingos, un aroma a descanso, una lluvia de ensueño acariciando la siesta. Las sábanas agradecen el sudor en el fuego compartido, y los cuerpos se envuelven en el encuentro no obligado.
Dialogar lo sagrado es acariciar el día con las uñas prendidas de hierba.

 

 

 

 


VIDALA PARA MI CAMPO

―¿Sos de estas llanuras? ―le pregunto a una niña de piernas chuecas.
Me responde:
―Soy del país de las vacas, soy una voz en el granero.

 

 

 

 

 


EL INVIERNO PRESERVA LAS ACACIAS

¿Qué debo gritar cuando se alzan en llamas los libros? El frío seca las plumas de los horneros y no hay ráfaga que silencie el ardor de nuestras penas.
El paso trunco de los obreros ya no se funde en el paisaje de la ciudad. El invierno preserva las acacias y desgrana la marcha sobre sus espaldas.

 

 

 

 


LOS PECES

A Zygmunt Bauman, i.m.

No es fácil salir de la frontera que te imponen, Shylock te llama, la vitrina te sonríe, las marquesinas te ordenan. Todos quieren tus vísceras, tus fuerzas, tu luz.
Solo pocos peces ven el cielo sin ser pescados.

 

 

 

 

 

CANTO GERMINAL DE LOS MIRLOS

Yo besé la tez de mis muertos, caminé la escarcha de estas llanuras, y cerré los mapas que me llevaban al pasado. Bajo las notas de los mirlos, la semilla contiene la primavera.

 

 

 

 

 

 


Sergio Geese (Esperanza, Santa Fe, 1968) Poeta, investigador literario, letrista y compositor. Publicó el libro de letras de canciones y poemas La Fuerza de los Impávidos (Buenos Aires, 2010) y el CD de música popular El país de mis ojos (Buenos Aires, 2017), donde comparte obra con los compositores Pablo Budini, Flavio Gauna, y Fernando Lernoud. Su trabajo poético está incluido en la antología bilingüe A Sul de Nenhum Norte (Portugal, 2013). Tiene inédito el ensayo La interioridad conmovida: poesía y maternidad en José Pedroni. Estudió letrística con Adrián Abonizio en el Centro Cultural Rojas, con Diana Bellessi en SADAIC, y los seminarios de poesía latinoamericana con Jorge Boccanera en la Universidad Nacional de San Martín. Actualmente está radicado en Buenos Aires, Argentina.

 

 

 

 

 



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