La orilla del aire
La locura de los girasoles de Nelson Romero Guzmán
Por Jenny Bernal
Necesitamos la orilla del aire,
ya demasiado hemos vivido plegados a la piedra.
Nelson Romero Guzmán
La locura de los girasoles (2015) del escritor colombiano Nelson Romero Guzmán, reúne dos trabajos anteriores: Surgidos de la luz (2000) y La quinta del sordo (2006). Los poemarios reunidos en esta edición crítica, rinden un homenaje y establecen un diálogo cercano con Vincent Van Gogh y Francisco de Goya, respectivamente. A esta serie de trabajos inspirados en la pintura, también pertenece Bajo el brillo de la luna (2015), inspirado en Edvard Munch.
Jorge Luis Borges afirma que “sólo podemos definir algo cuando no sabemos nada de ello”, de aquella afirmación es consiente el autor de La locura de los girasoles. Romero Guzmán fábula y construye a partir de un lenguaje metafórico, no sólo una lectura de las obras representativas de Goya y Van Gogh, sino que va más allá, en su libertad creativa le da voz y alma a estos personajes de los que se ha tenido conocimiento a través de las obras pictóricas y la historia.
En el libro se destaca, en un grupo significativo de poemas, la intención del autor por indagar no sólo por los aspectos biográficos de los pintores, sino por escudriñar en sus obsesiones y sentimientos. Por ejemplo, en el poema “Autorretrato”, se muestra una especie de desdoblamiento de la figura de Goya, que permite retratar un pintor en estrecha relación con los personajes de su obra; el universo mágico de sus pinturas, en contraste con la mirada del hombre que trabaja en el taller y está en la realidad de su Quinta.
En otro poema “la Quinta del Sordo”, Romero Guzmán intenta describir aquellos días en la vida de Goya por los años de 1819 a 1824. En un apartado señala: “Así el pintor se paseaba por la Quinta, sin Dios a quien protestar, convertido en el sacerdote de las grutas abiertas por su pincel. Esas eran las formas que perseguía. Él mismo, un trazo vivo que recorría los cuartos”. En este fragmento, las imágenes de Goya como: “sacerdote de grutas abiertas” y “trazo vivo”, permiten un acercamiento al pintor. El poeta pinta mediante palabras y de esta manera hace un retrato vivo de Goya.
Como un segundo aspecto, se ve en Nelson Romero Guzmán el uso de la écfrasis, que como señala Jorge Ladino Gaitán: “admite varios niveles de relación entre la sensibilidad estética del escritor y la obra visual: descripción lírica; interpretación; y recreación.” (Guzmán, 2015, p.132). Los poemas de la selección construyen a partir de lo pictórico un escenario amplio de interpretación y diálogo intertextual, por ejemplo, en el poema “la bruja”, el despliegue metafórico que hace Romero Guzmán: la vasija que roba a Dios y contiene la pócima amarga del hombre, la bruja como forastera del abismo, entre otras. En dichas metáforas el poeta supera lo enteramente descriptivo, y juega con las posibilidades del lenguaje para ubicarnos en el escenario del poema. “La bruja” además, cuenta al final con un verso que inmiscuye al lector, al poeta, al espectador de ese lienzo que está vivo y “nos condena/ a huir de su rostro en el espejo.”
Otro ejemplo, del manejo de la écfrasis en Romero Guzmán, lo podemos percibir en los primeros versos del poema “En una aguatinta”
En una aguatinta, los senos de la mujer se levantan en conos de luz. / En la parte de abajo del cuadro, anoche comenzó una masacre. / Hay hombres que apagan con sus bocas los conos de luz, / pero estos se alzan más prodigiosos. / La masacre de abajo nunca podrá aplacar los tormentos de arriba. […]
Lo que promete un acercamiento apreciativo de la pintura, se transforma, al abordar los personajes del lienzo. Romero Guzmán al igual que Goya concibe los personajes como organismos vivos, autónomos y no se conforma con la mirada del detalle visual.
Finalmente, en este libro Guzmán, también se permite, sentar una posición crítica y quizá reivindicadora sobre los trabajos de Goya y Van Gogh. En el poema “Repaso de historia” se afirma
Necesitamos la orilla del aire, / ya demasiado hemos vivido plegados a la piedra. / Necesitamos una composición de colores menos puros/ para borrar la hoguera. / Los indeseables caminan al suplicio/ donde el fuego no duda. / La piedra, más pesada que Dios, / se nutre de juramentos. // Tras el fuego son premiados los delatores. / Habrá que dibujar con sombras/ a esos discípulos del sufrimiento.
El poema habla de “la orilla del aire” como la necesidad del arte, ante el tedio y la dureza de la “piedra”. Romero Guzmán, habla de la luminosidad que trae el lienzo oscuro de Goya, la composición de los cuadros de Goya como una respuesta lúcida a su tiempo, la maestría del pintor a la hora de retratar el sufrimiento. Otro ejemplo, el cual quiero presentar como una invitación de lectura al poemario Surgidos de la luz, es el poema “Para un homenaje”
Pintar la locura de los girasoles/ y hacer que iluminen la oscuridad del hombre. / Esa es la grandeza. / Lo demás se subasta fácil como las telas de holán. / Pero nada más cercano a la gloria/ que un girasol que está muerto, / y nos alumbra.
La imagen del girasol que está muerto y nos alumbra es contundente, nos refiere a una de las más famosas pinturas de Van Gogh. Acaso el pintor sea como aquel girasol muerto que nos asombra con su luz. El retrato de lo muerto que no pierde la claridad y fulgor de la vida: su canto de belleza.
En Arte poética Borges señala que: “Emerson decía que los razonamientos no convencen a nadie […] pero cuando algo sólo es dicho o -mejor todavía- sugerido, nuestra imaginación lo acoge con una especie de hospitalidad”. Quizá pocas cosas y manifestaciones artísticas sugieran tanto como el lenguaje poético, en él opera un discurso nuevo que da rienda a la imaginación. Tiene la posibilidad, como vemos en el caso de Romero Guzmán, de hablar con otros textos, incluso de completarlos, o traducirlos, entendiendo traducción como la considera Walter Benjamin, un trabajo de correlación entre seres que se conectan con algún mágico lenguaje originario.
Romero Guzmán, Nelson. (2015). La locura de los girasoles. Ibagué: Universidad del Tolima.
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