La pipa del amor, de Carolina Urbano
Un dolor travieso sostiene las vigas de este libro. Las palabras rondan la vigilia de la cicatrices para ver en ellas otras formas del abismo, como quien observa al centro de una tempestad y encuentra estalactitas asomándose a otro reino. El amor es como el poema/ comen del mismo cuerpo/ y rondan la misma soledad/ del águila que acecha al espantapájaros/ como si fuera su presa. Así contempla la desolación y el espectro de la herida como a un paisaje encallado que guarda una revelación incontenible, que se puede ver por entre las grietas de los amaneceres fracturados, y solo ahí, a todo ese silencio interrumpido por el grito de la melancolía, ahora salvado como a una melodía que traza los concilios con la ceniza del despojo, la ceniza de la respiración, pipa hecha de extravíos.
La pipa del amor es un encuentro con los rostros que han cifrado las caricias, asoma en sus senderos un coro de suspiros que gritan y detienen el soplo del tiempo sobre un teatro de sombras que se desnudan y salvan la flor del silencio. En este libro arde una ciudad de días disipados, espejos que cruzan la calle del destino, con un secreto erotismo que brilla en mitad de los huesos donde una bocanada de vida nos anuncia las próximas máscaras: La actriz se hace una trenza/ con su pelo imaginario./ En realidad es mediodía y canta en la cama/frente a un espejo. El telón siempre permanece abierto, somos el tablado donde las huellas entran a la función.
Jorge Valbuena
***
1
En el amor no hay final
ni principio.
El amor cabe perfectamente
en el universo de una sucia lata vacía
es cuestión de llenarla de mar,
rebosada de lluvia
se derrama en su ebriedad.
Entre más llena más vacía
no tiene nada de tenerlo todo.
Así el que ama demasiado es el más solo.
Vacía y llena todo el tiempo
como el que llora de amor o desamor
hace lo mismo
es la misma vieja lata en un rincón cualquiera
abandonada el día que fue bautizada
con fecha, con nombre, con punto,
capaz de iluminar o arrasar de golpe
- como la fe que mueve montañas-
es solo una palabra
que el hombre convierte en milagro.
10
El olvido tiene secretos, azares y trampas
el crimen perfecto que no deja huellas
mas todos quieren encontrar su rastro.
Es el que más sabe, el que más duele, el que de indiferencia
gana toda dignidad.
El olvido –dicen algunos - no existe,
ahí está el truco y la verdad
olvidar es como amar
son tan incompletos en su finitud
nunca hay tiempo suficiente para querer
ni ha pasado suficiente tiempo para olvidar.
El tiempo lo devora todo –dicen otros-
He visto que el miedo hacia el olvido es más fuerte
impide que los días pasen
paraliza con fantasmas
el ritmo del amor.
11
Los secretos del olvido
tienen el misterio de la página ausente
que busca el deseo
con necesidad palpitante.
Algo escapa siempre al recuerdo
una brevedad que ya quisiera la apariencia
del fantasma o el ánima en pena
para vivir un poco más.
El olvido guarda sus secretos.
Salta cada tanto y esparce su polen.
Salta como el pez de río
sobre la corriente turbia
entorpeciendo la calma
de antiguas historias.
Salta
como las escamas de mis dedos ante
el árido papel.
Se filtra
entre los pliegues de la luz
de una vieja foto.
Qué necesario el amor para detener el olvido.
13
El amor surgió de antiguos hechizos
es fórmula y es pócima
embruja, acecha, enloquece
pervierte, erotiza, condena,
enfermedad de la que nadie
se quiere curar.
Las brujas que sabían dominarlo
fueron llevadas a la hoguera.
Ahora los que caen en su red
aman con torpeza
fingen creer en él.
Si pudiéramos recuperar esos secretos
los pétalos de la anémona
no volverían a morir de pena,
aceites esenciales bañarían la luz de los amantes.
Amor,
Si volvieras a amar sin ataduras
la promesa sería la persistencia del instante.
17
Escucho los hombres que se aman
en el piso de arriba
imposible ignorarlos
los audífonos no aíslan
la curiosidad del voyeur
intento imaginar la escena
solo consigo retratos
de noche barata
Los he visto en el ascensor
con los ojos brillantes
y las marcas del sudor mal lavado
en los pliegues de la camisa
Los miro sin mirar
saben que los escucho
por eso muerden sus labios
sonríen y achinan los ojos.
Antes de salir del ascensor me dicen:
“que tengas un buen día”.
25
Cuando el amor vuelve
no se sienta en primera fila
observa desde atrás, mira con recelo
atento a que el deseo aparezca y lo deshaga.
Ya no lo crea, ya no lo fantasea
solo acepta el deseo real, el que aparece de cuando en vez
con absoluta necesidad
casi fisiológica
Llena en un instante el vacío de noche enteras
al abrigo de las sábanas
es un instante mínimo, que ocurre muy rara vez
todo lo demás lo inventamos
no existe
lo fabricamos para llenar el vacío del cuerpo por el cuerpo.
Por eso cuando el amor vuelve
si vuelve
ya no se queda
acecha el momento en que el deseo es real
porque cada día es una despedida
y el encuentro un manjar de dioses
servido entre tus manos
para ser saboreado con el tacto del artista.
Un diminuto momento, casi un prodigio
casi.
***
CAROLINA URBANO – Pasto (Colombia), 1974. Profesional en Filosofía y Letras por la Universidad de Caldas. Magister en Filosofía por la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente adelanta estudios de Maestría en literatura Española y Latinoamericana en la Universidad de Buenos Aires donde reside. Miembro del Comité Editorial de La Revista de Poesía Luna Nueva. Miembro del Grupo de Estudios sobre Colombia y América Latina GESCAL. Docente y correctora de estilo. Libros publicados: Cómo hablar de lo indecible con alguien imposible (2014) de microrrelatos y Los colores de Van Gogh (2014) de poesía.