Revista Latinoemerica de Poesía

Revista Latinoemerica de Poesía

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Guillermo Martínez González



 

 Nota y selección de Alejandro Cortés González

 

A veces, la imagen llega con tanto fulgor poético que basta enunciarla, intervenirla lo menos posible, para que transmita una emoción pura y libre de artificios. Una mujer desnuda sobre las piedras del río, ya es poesía por la que brota el agua y se detiene el tiempo. Basta enunciarlo como lo hace Guillermo Martínez González en el poema “Muchacha en el río”, para que la poesía habite el poema. Imagen encontrada, no modificada. Esa escasa complejidad de la simpleza… Guillermo Martínez González pinta estampas poéticas con acuarelas transparentes, donde la eternidad pasa por el ojo de un instante.

 

Fue director del Instituto Huilense de Cultura y experto de la revista China Hoy en Beijing, donde vivió dos años. Estudioso de la poesía oriental y traductor de poetas chinos. A él debemos versiones de poemas de Lu Xun y Wang Wei, publicadas por su editorial Trilce Editores. En la apacibilidad de su librería, frente a un sauce de la calle 65, consagra un espacio físico para la poesía en Bogotá. A fuerza de ser un contemplador de los poetas de la contemplación y un detenedor del mundo en la mirada, escribió los poemarios Declaración de amor a las ventanas (1980), Puentes de niebla (1987),El árbol puro del río (1994) y Si ese viento fuera mío (2013). En ellos, sobre todo en El árbol puro del río, se filtran la tragedia y barbarie de la Colombia que habita, con el acento reposado y profundo de la poesía china que tanto le gusta leer.

 

Con una mixtura de imágenes encontradas e imágenes transformadas, se apodera de un tono austero y certero, un viento de metáforas justas que mece sin prisa los velos del sueño. No necesita ser doloroso para doler. Incluso en algunos poemas de Declaración de amor a las ventanas, se atreve a buscar la conmoción en la alegría –difícil asunto ese de estremecer sin lastimar–. Emerge el poema a través de las múltiples fisuras que sus palabras le abren al silencio. Fluye como polvo de sol entre las ramas de un ginkgo chino o de un sauce, enfrente de su ventana.

 

De: DECLARACIÓN DE AMOR A LAS VENTANAS

(1980)

 

 

ESAS TARDES, ESOS PARÉNTESIS

 

Sucede que hay días

Que hay tardes en que uno

No quisiera trabajar

En que uno quisiera estar por ahí

Fumándose un cigarrillo

O bebiéndose un buen vino

Mientras se acerca la noche.

En que uno quisiera estar por ahí

Hablando sobre las primeras novias

Con un viejo amigo

Mientras la lluvia cae sobre la ciudad

Como una cortina blanca

Como un coro de ángeles húmedos.

Sucede que hay tardes

En que uno quiere volar por la ventana

En que uno quisiera ser como la música

Que no pesa en el aire ni en los hombres

En que uno está para soñar

Para conversar con antiguos

Días de la infancia.

Sucede que hay días así

Mañanas de esas en que uno amanece de vago

Tardes de ésas paréntesis de ésos

En que duelen los horarios del oficio

Y las teclas de la máquina

Se clavan en el alma.

En que uno está totalmente

Desligado del mundo

Y no quiere hacer nada

Y quisiera estar todo el tiempo

Bailando sobre la lluvia.

 

 

PIENSA EN SUS CABELLOS DE AGUA

 

Si un hombre

Vestido de lluvia

Te visita en la noche

No lo dejes partir muchacha

Piensa que sus cabellos

Son de agua

Que él ha escapado

De salvajes que bailan

En el verano.

Piensa que es alguien

Que conoce la música de los acantilados

Un hombre dispuesto

Para el tercer turno

De los oficios de la noche.

Alguien que ha caminado

En el mar sobre las aletas

De los tiburones.

No lo dejes partir

No lo dejes que se pierda en la tarde

Como si el arco iris devorara su cabeza.

Piensa que él jamás estropeará tus pies

(Él será suave como la luna

Llena de pájaros)

Ni pasará como el viento sobre tu lecho.

Y ordenará tu cama

Y tu colección de abejas

Y no te dirá adiós sin un mensaje

De palomas en la puerta.

 

 

YO SOLO AMO SUS SUEÑOS DE AGUA

 

Yo le canto a María

La lavandera

La que lava la ropa

Entre susurros elementales

Y abalorios de humildad.

Yo estaré siempre de su lado

Porque amo sus sueños de agua

Sus anillitos de alegría

Su pequeño mundo de jabón

Y la ternura

Que riega

En mis camisas.

 

 

ESCOBA

 

Escoba

Amiga nuestra

Te amamos

Porque eres humilde

Y buena.

Escoba

Pequeña amiga

Algún día

Estarás con nosotros

Los bebedores de ayunos

Limpiando los días

Las nubes

Y las estrellas

Y los sueños

De los hombres.

Mientras tanto

Enséñanos

Huerfanita

De los árboles

A cantar en el polvo

A espantar las moscas

Y a no morir

Entre los desperdicios

Del mundo.

 

 

 

De: PUENTES DE NIEBLA

(1987)

 

 

Y AHORA VIENES TÚ

 

Y ahora vienes tú,

Oh misteriosa, entre el viento y la oscuridad

Y tus ojos despiden el extraño

Fulgor de las premoniciones.

Detrás de las sombras tu risa es indefinible

Como las cosas elementales

Y tu cabellera ilumina la noche como un faro

En el espeso recuerdo de los sueños del mar.

Las palabras flotan esplendorosas

Como en el principio del mundo

Cuando todo necesitaba un nombre.

 

 

NOCTURNO

 

En la sombra del árbol

Donde pájaros tristes saborean

La fruta enloquecida del viento.

En el origen de la lluvia

Y el salmo de los anochecidos

En el borde de la luz

Tal vez allí estaré

Cuando este sueño que nos une

Se haya roto en el oleaje del tiempo

Y la muerte como un centinela de la amargura

Nos traiga su grano de polvo.

 

 

PADEZCO DE UN SUEÑO

 

Dejar de gritar

De oponer un vuelo de aves

Al lívido atardecer de los acantilados

Eso deseo

Como los gorriones quisiera

Volverme hierba

Naranjo puro

En una pagoda de aire

Pero padezco de murallas

Y un sueño apedreado por los muertos.

 

SÍMBOLO

 

Como fluye el agua

De lo profundo de la tierra.

Como alguien enciende

El fuego en medio de la borrasca

O Alicia a través del espejo se une

Al viento en el País de las Maravillas;

Así quisiera escribir mi poesía: desnudo

Casi invisible: cantando

Como un pájaro de luz sobre la muerte.

 

 

 

De: EL ÁRBOL PURO DEL RÍO

(1994)

 

 

MUCHACHA EN EL RÍO

 

Recuerdo tu pubis bajo la sombra del puente. El ruido del agua junto a tu cuerpo. Recuerdo la salvajina y tu voz que sobresalía del Chorro de las Piedras. Te recuerdo junto al caballo, junto a la estrella que descendía del árbol. Te recuerdo así: desnuda sobre las piedras del río.

 

 

EL QUEMADO

 

Bajaba de las montañas con su cara de alarido, con su pesadilla de llama en el rostro. Allá vivía en su enramada de hojas oscuras. Allá canta mientras la memoria de su antiguo rostro hierve en la noche.

 

 

ESCUELA

 

Me sabías a hierro, a jaula de pájaro trizado por el polvo. Nada te debo porque nada me enseñaste. Moralistas sin sotana, loros parlantes hablaban de todo porque nada sabían. Nada te debo. Pasé por tus aulas como el prisionero que devora la luz a través de las rejas.

 

 

LOS MUERTOS

 

Amanecían en las calles con la cara de

espanto alterada por las moscas

 

O bajaban al pueblo en el lomo de las mulas

guindados como animales de sacrificio

 

O flotaban en la hierba y el río con el

treno inflamado bajo la luz de la luna:

 

En aquel tiempo

la violencia se paseaba con su tambor

de medianoche por las aldeas.

 

 

 

De: TERRAZA PARA PISAR EL VACÍO,

Libro inédito que hace parte de la antología

SI ESE VIENTO FUERA MÍO

(2013)

 

 

NADIE SABE

 

Nadie sabe

Por qué ha muerto este pájaro.

Tal vez fue la lluvia

Un viento airado

O el silencio

De la última estrella.

Si cayó de un árbol

O en pleno vuelo

Traicionado por el frío.

Lo cierto es que está ahí

Inerte en el pavimento

Barrido por las hojas:

Y nos duele su plumaje

Humillado por el barro.

 

 

CIUDAD

 

Maligna es esta ciudad

Como baba del diablo

Desde que surge la luz del sol.

Donde la lluvia cae interminable

Como una monodia

Sobre los ventanales y los muros

Sobre el rostro de pordioseros

Que  aúllan como bestias heridas

Ante los basureros

Las iglesias

Y los portalones de mármol.

Donde cada saludo

Se parece a una pedrada

E inútiles brillan las estrellas en el cielo.

Sí, maligna es esta ciudad:

Temibles sus atardeceres de vaho plomizo,

Sus crímenes ocultos, sus jóvenes asesinos

Que conspiran en los bares.

Terrible es el espasmo de sus prostitutas

En los baños o los camastros de tendido grasiento

Mientras avanza el alba como un puñal

Sobre el sueño de los pobres.

 

 

ESTÁS AQUÍ

 

Estás aquí

Para alumbrar lo muerto

Para llenar los ojos

Del que se cree en el milagro.

No sabrías volar

Si no supieras de pájaros

Si no conocieras el aire

Para erguirte como el árbol.

Soñadora: penetras en los

Huesos del pobre

Del que deambula solitario

Por las calles del mundo.

Tienes la luz de la estrella

Pero tu poder

Está en el silencio

Del hombre que se desangra.

 

 

VÉRTIGO

 

Lenta

Cae una hoja.

Lo demás es silencio.

 

 

 

***

 

 

GUILLERMO MARTÍNEZ GONZÁLEZ

 

La Plata (Huila), Colombia, 1952. Licenciado en Filosofía y Letras. Ha sido incluido en numerosas antologías en el país y en el exterior. En 1993 obtuvo la Beca de Creación Individual de poesía de Colcultura, 1993; Poeta Homenajeado en el Festival  Internacional de Poesía de Bogotá de 2013. Vivió Beijing, China Popular, y ha publicado varias versiones de poesía china. Vive como librero (Librería Trilce) y editor (Trilce Editores) en Bogotá.

 

 

Publicaciones de poesía

 

- Declaración de amor a las ventanas (1980)

- Puentes de niebla (1987)

- El árbol puro del río (1994)

- Si ese viento fuera mío (Selección de poemas, 2013)

 

 

Publicaciones de antologías, notas literarias y traducciones

 

- La poesía de Matilde Espinosa (Selección, prólogo y notas, 1980)

- Diario de medianoche y otros textos (Notas de poesía, 1984)

- Marx y los poetas (Selección, prólogo y notas, 1986)

- El bosque de los bambúes (Versiones de poesía china, 1988)

- Mitos del Alto Magdalena (Relatos, 1990)

- El solitario de la Montaña Vacía (Versiones de Wang Wei, 1996)

- El vuelo diabólico - Poemas de vampiros y murciélagos (Selección, prólogo y notas, 1999).

- El ermitaño de los lotos verdes (Notas de poesía, 2005).

 

https://www.fundaciontrilce.com



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