Revista Latinoemerica de Poesía

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24. Hernando Guerra Tovar.



Tal vez una señal


Por Nelson Romero Guzmán

La poesía como celebración de la aldea, no ajena a la herencia de Aurelio Arturo, a una aldea colombiana muy propia por el colorido de sus paisajes y sus misteriosas criaturas, pero también por la rusticidad y la violencia, hace que cierta tendencia de la poesía en Colombia se nutra, cada una a su manera, de esos contrastes. Hernando Guerra Tovar en este compendio de Ta vez una señal, arraiga en distintas búsquedas: avivar la memoria poética de la infancia, acudir al animismo de la naturaleza para dimensionar al hombre, interrogar la poesía como experiencia vital desde sus lejanos mundos interiores y, por otro lado, designar la violencia, pero siempre con esa finura de trazos que identifica las imágenes de este libro. En el poema “Pasos”, por ejemplo, “la palabra es una soga colgada del poste iluminado”. Todo aquí lo dice el silencio. Por esa ruta que Hernando Guerra Tovar le ha trazado a su obra, la poesía se mueve por los bordes, los precipicios, los contornos de la llama, la ruta del vuelo de los pájaros, hacia dimensiones que se disuelven en el espacio y el tiempo. De esta manera los poemas logran un efecto de profundidad visual y conceptual. La brevedad es apenas la apariencia que señala una fuga hacia lo distante y lo incompleto en el poema, constatando la certeza de lo ambiguo. Algo tan sencillo y cercano a nuestra experiencia como un patio, se hace inconmensurable, gracias a que el poeta lleva las cosas más allá de su lugar natural, el patio de la casa es “el largo vuelo del pájaro”. Celebro este vuelo de la escritura.

 

 

 

EL PATIO DE MI CASA

Mi casa sobre la orilla del abismo
al lado de las nubes
territorio del viento
es una confortable mansión
de precipicios
Su patio: el largo vuelo del pájaro

 

 


LA MIRADA

Por la ventana de la noche
larga como el recuerdo
asoma la mirada
busca un bosque, un río
aguas tranquilas donde se mece
el viento de la infancia
busca un camino perdido
en la montaña, la aldea
rostros ausentes en la sombra
Por la ventana de la noche
en la hora que envejece
pregunta una luz, y una luz
se anuncia en la distancia
es la casa
donde el fuego se enciende
para abrigar el sueño
y ahuyentar los fantasmas
es la casa
en que la madre teje
los vestidos del viento
mientras canta en voz alta
la canción del silencio
casa vegetal
donde un niño asombrado
abre la ventana
la noche

 

 


ANTICUARIO

A Jorge Eliécer Pardo

El tiempo resbala, escapa
por entre los curtidos dedos del anticuario
El precisa la edad de los objetos
tasa el polvo que cubre su existencia
Risa y llanto de lejanos dueños habitan este mueble
tenue luz de hogar se agita en esa lámpara
imagen de la niña que fue
en el espejo
El piano recorre, discurre
por notas de Chopin o de Beethoven
y la tienda se puebla de ausentes
Hay un lugar dispuesto para todos
en el comedor de cedro
donde cenaron los héroes
antes y después de las batallas
Hálito de vida en cada cosa
respiración, vaho, latido
desfile de siluetas invisibles
siglos que observan en la sombra
Un concierto de voces y murmullos
asalta cada noche la tienda del anticuario
Él precisa la edad de los objetos
mide la herrumbre que calla su silencio
Allí los estribos con aire de galope
los floreros de Eros o Thanatos
la máquina en que el poeta escribiera
nocturnos memorables
los jarrones de plata, los pebeteros
los candelabros
la silla de Van Gogh
que contiene el mundo
El tiempo resbala, escapa
Candil que alumbra los rincones de la infancia
¿dónde el baúl en que Abuela
atesoró sus más íntimos
recuerdos?

 

 


EN LA CURVA DEL RÍO

En la curva del río
donde el agua se despoja
se lava de culpa
salta al vacío
la luna bebe su reflejo
colmado de peces heridos
amarillos

 

 


MONÓLOGO DEL PÁJARO

En este árbol construiré mi casa
lejos del ruido que apaga la aurora
Más allá del polvo que cubre las alas
sepulta los sueños
ahoga el silencio
En este árbol construiré mi casa
lejos de la esquina azarosa
donde la noche tiembla
Nido de verano
sobre este árbol en que retoza el viento
y el paisaje cuelga
racimos de distancia
Casa y canto en este árbol lejos de la calle
más allá de la esquina
donde la huella gime
el vuelo sangra

 

 

 

PASAJERO

Pasajero de la noche intenta el alba
Cumple el destino de tu viaje
No desciendas antes
que el ave anuncie el retiro de las sombras
En cualquier esquina
alguien acecha el paso nervioso
de la hora

 

 

 

VUELO

A Betssabet Lara Acuña

En las noches el viento se vuelve pájaro
Ocupa su nido en la copa del árbol más alto
Sueña que es viento
pasea por el bosque con su amada la brisa
En las mañanas canta
Se da cuenta que es pájaro

 

 


LUNA

Habló de regresar, de volver sobre los pasos impresos
en la ausencia, pero las huellas ocultan el camino,
y no hay poder humano que restituya la certeza.

 

 


PUERTA

Dos escombros: custodia o vestigio, cruz o distancia.
Acaso la puerta que conduce al alba.

 

 


VASIJA

Verter la noche en la vasija hecha de viento.

 

 


BLANCO

Un escombro sembrado en el patio de la infancia.
Sus ramas olvidaron el origen, y la sombra es flor azul,
en la desmemoria de los pájaros. Un escombro blanco
como el silencio. Todos los días lo regamos con agua
herida de tanto cielo.

 

 


EL ÁNGEL

Al fondo de la luz una calle ciega.
A la derecha un trono.
A la izquierda, entre clamores y vítores,
un ángel de alas calcinadas
señala un precipicio.

 

 


VIGILANTE

Ondulación del fuego en el ojo y la distancia.
Intemperie abrasada al hechizo, al conjuro, al desvarío.
Silencio de la hora que cae.
Él contiene el aliento, vigila el equilibrio.

 

 

 

SAQUEO

Contaminan el viento, incendian los puertos,
saquean las auroras.

 

 

 

 


Hernando Guerra Tovar: Armero- Guayabal, Tolima, Colombia, 1954. Poeta y ensayista. Abogado de la Universidad Libre. Es autor de los libros de poesía: Pájaro azul, 1994; La noche del árbol, 1998; Ciega luz, 2004; Sombra embestida, 2007; En la curva del río, Antología, 2009; Tríptico de la luz, Antología personal, 2010; El tiempo que nos resta, 2014. Incluido, entre otras,en las antologías Poetas Siglo XXI de Prometeo Madrid; Antología universal de Poesía Siglo Veintiuno de Fernando Sabido de España; Poesía colombiana editorial el Perro y la rana de Venezuela; Revista Letralia de Venezuela; Revista colombiana Luna nueva; Poesía colombiana 1931-2011 de Fabio Jurado Valencia.

 

 

 

 



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