Revista Latinoemerica de Poesía

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Poema del Viernes # 11



                                                                                       Por Hellman Pardo   X-504 es el poeta más metódico de aquel movimiento que marcó un leve episodio en la poesía colombiana: el nadaísmo. El nadaísmo, en sí mismo, no rompió las estructuras literarias de nuestro país, y tampoco las continuó. Nos dejó algunos cuantos poemas de Gonzalo Arango y Jota Mario Arbeláez que valen la pena comentar, leerlos y releerlos. Sin embargo, ha sido X-504 quien creó una verdadera obra poética. Basta con Los poemas de la ofensa y Los Poemas de tierra caliente (Premio Universidad de Antioquia en 1985) para decirlo. Aquí su canto no solo a una ballena, sino a todo hombre.   VISITA DE LA BALLENA   He aquí que una ballena ha venido a visitarme. Desde lejanas regiones del mar ha venido a visitarme, y me saluda con tres surtidores de niebla, deteniéndose a la entrada de mi cueva para solicitar audiencia. Acudo a recibir a la ballena (a quien Dios salude) y habiendo entrado ambos en intimidad inmediatamente, le hablo de mi juventud en una gruta del alto pico del Aconcagua, y de la salida del sol detrás de mis orejas, y, dándole palmadas en su impenetrable piel nos reímos como dos amigos, la ballena, bus de los mares, y yo que recibo su visita a la entrada de mi cueva, y charlamos hasta el atardecer, descansando sobre el brillante tapiz de las arenas penetradas de luz. Ella me cuenta lo que ha visto en las profundidades de los océanos, los náufragos viviendo en los barcos sumergidos y sus extrañas costumbres, y lo que sucede en el mar durante la noche. Después de que la ballena ha hecho uso de la palabra según las leyes de la hospitalidad, y de las normas que rigen los actos de los visitantes, yo comienzo a hablarle de las profundidades de mi alma y cuando hago una pausa, a la hora del crepúsculo, no me responde. Entonces la arrastro y la deposito a la orilla del mar para que éste la recoja, y al alba, cuando la marea se retira, la despido con mi mano en alto. La ballena (a quien Dios respete y salude) se aleja rápidamente mar afuera y va a estrellarse contra el disco del sol que acaba de aparecer en el horizonte. Dando la espalda a este espectáculo regreso a la cueva para besar los escorpiones de mi angustia, ¡Oh monstruo que me habéis recluido en este monte, a fin de proteger al mundo de mi extraña maldad!                                                                                                            X-504


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