Revista Latinoemerica de Poesía

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42. Emiliano Álvarez



 Por Jenny Bernal

 

El poeta se detiene, espera, copia cada movimiento del viento y sólo a partir del descubrimiento se aventura a escribir. Emiliano Álvarez es un buen observador y como poeta da voz a cada fotografía de lo cotidiano. Desde un lenguaje que nos invita a escudriñar en los personajes a quienes presta su palabra, él propone una poesía franca al corazón del hombre. Del libro Otras voces una breve selección, los invito a su lectura.

 

 

Habla un ahogado

 

Vine buscando la muerte,

atado a una piedra.

 

En lugar de su nada oscura,

hallé agua amándose a sí misma,

cantos de luz delgada

golpeando el ardor de los colores,

bocas de sal y piedra.

 

Sin descanso,

como los peces,

bailo silencio.

 

 

Habla un asmático

 

Amo el aire;

su ingravidez,

su oscilación callada.

 

Agradezco la rutina de la asfixia,

porque como el cojo, el equilibrio,

el sordo, la armonía,

el color y sus bemoles, el que perdió los ojos,

he aprendido a valorar,

más que cualquiera,

las moléculas del viento

y su forma discreta de llenar la vida.

 

Creerán algunos que soy débil:

no entienden lo que entiendo,

no pesa en su conciencia

el resplandor transparente

de ese silencio motor de sus segundos.

 

Mi fuerza es otra.

 

Habla un cerrajero

 

Soy la mano que hace inútil

la palabra secreto.

Si hubiera sido una sustancia,

sería aire.

 

Los cerrojos habitan cada casa:

detrás, las cartas arrugadas,

las golosinas del diabético,

los fármacos del moribundo

que no admite su destino.

 

Penetrar los escondites

es sorber el alma,

desnudar la carne

en el granizo.

 

 

Habla un limpiavidrios

 

Cuelgo en el vacío, sobre una

tabla endeble, para lavar

la transparencia.

 

Pero la secretaria opaca

y el contador opaco

y el triste oficinista opaco

no ven, de todas formas,

la ciudad, detrás de mí, alzando la vista

con pestañas de humo negro.

 

Ven sólo que pueden ver

más allá de los cristales,

que es casi como no ver nada.

 

Mi trabajo es inútil:

lavo los párpados del ciego.

 

 

Habla una bailarina

 

No es sólo que sea ligera:

conozco mi volumen

y mi peso, me esfuerzo por vencer

(como una piedra bien lanzada que rebota

sobre el agua) mis límites.

 

Trazo líneas de gravedad

firmes y tensas.

Disparo al aire

fulgores de sudor y de sonido.

Respiro como el agua

evaporándose.

 

Soy transcurso, hambre, silueta,

 

algo entre ritmo y carne

que florece.

 

 

 

****

 

Emiliano Álvarez

(Ciudad de México, 1987). Poeta y ensayista, es miembro de la mesa de redacción del Periódico de Poesía de la UNAM. Su trabajo ha aparecido en publicaciones como Cultura Urbana de la UACM, Casa del Tiempo, de la UAM, Blanco Móvil, Este País y el mismo Periódico de Poesía. Co-fundador y subdirector de La Dïéresis (editorial artesanal), ha publicado dos libros de poemas –Otras voces (2009) y Nômen (2011)– y el poema-objeto Papalote(2012). Fue becario de la Fundación para las Letras Mexicanas, en el área de poesía. Escribió el prólogo para el libro-disco Perro de Goya y otros poemas, de David Huerta (2012), que forma parte de la colección Voz Viva de México. Participó en la antología de ensayos sobre la obra de Juan Rulfo, El muerto era yo (2013).

 



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