Revista Latinoemerica de Poesía

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La entrevista post mortem a Clemencia Tariffa



Ellas escriben en el Caribe: entrevistas a mujeres poetas

 

Poeta entrevistada: Clemencia Tariffa


Entrevistador: Rubén Darío Otálvaro

 


Para algunos poetas el poema es el
registro de una canción interior ¿Qué
es la poesía para usted?

R/ Es un rumor que me acompaña siempre,
rumor que es voz interior y que me lleva
por las calles samarias al parecer sin rumbo
fijo, pero siempre termina frente al mar.
Pero ese rumor solo se logra evidenciar
cuando aparece el poema, cuando lo escribo
en cualquier pretil, en cualquier banca
mientras miro a los ancianos del parque
adormeciendo la tarde. Sin embargo, sé que
ese rumor interior, que parte de la música
que lo persigue a uno por doquier, debe ser
alimentado permanentemente con lecturas
poéticas para que esas fuerzas hagan brotar
también todo lo que uno quiere cantar.

 

¿Qué es más importante en el poema:
el ritmo, las ideas o las imágenes?

R/ En mi caso creo que predominan las ideas,
pero hay lectores que me hacen ver imágenes
de las cuales no era muy consciente antes
de que me hicieran detener en ellas. Pero
creo, como creen las mariposas, que cada
idea lleva su ritmo para pintar las imágenes,
de manera que las tres combinadas pueden
hacer que el poema brote como una cayena.

 

Se afirma que la poesía es tarea de
muchos pero oficio de pocos…

R/ Sucede igual que la lectura, es oficio de
pocos, pero en el fondo sabemos que así
debe ser. La tarea de los muchos que tú
mencionas equivaldría aquí a todas aquellas
personas que de alguna forma nos alimentan
para que el poema se materialice. Lo bello
para el poeta es saberse leído por algunos
pocos, y saberse querido por esas líneas que
uno ha logrado arrancarle a la poesía.

 

¿Por qué usted lee poesía?

R/ No sería yo la mujer que soy sin leer
poesía. Un buen libro entre mis manos me
es tan urgente como un hombre entre mi
cuerpo. Pero además quisiera dejar claro que
no solo leo la poesía de los libros. Soy mejor
lectora de la poesía que está en las calles,
de la poesía que camina con la gente, de la
poesía que se desliza con las sombras de los
alares, de la poesía que mueve los árboles
y lanza sus pájaros al vértigo, de la poesía
sin palabras cuando observo a mi madre
cosiéndome un vestido o preparándome
su mejor plato, o incluso, algo que casi no
dicen las poetas, de la poesía bronceada en
los músculos de un hombre y exacerbada
con el roce de su barba antes del poema
final de los cuerpos entrelazados bajo este
cielo Caribe.

 

¿Qué sentido tiene para usted escribir
poesía?

R/ Yo no sé hacer nada desde hace mucho
tiempo. Mi madre me hace los vestidos en su
máquina negrita, me cocina, me suministra
las medicinas todos los días, me cuida. Desde
hace muchos años nadie me da un trabajo
porque no sé hacer trabajo alguno. Lo
único que sé hacer es escribir poesía, y si no
pudiera hacerlo, mi vida no tendría sentido,
pues no sé hacer otra cosa, ni siquiera me
he atrevido a tener un hijo, porque no sabría
cómo criarlo. Como puedes ver, en mi caso,
escribir poesía es salvarme, es vivir.

 

¿Cómo, cuándo, dónde usted escribe?

R/ Siempre cargo conmigo varios
cuadernitos que yo misma hago y coso. Los
voy llenando mientras espero en las oficinas
gubernamentales a que me compren unos
libros; también escribo en las bancas de los
parques, frente al mar o en mi mecedora,
antes del amanecer, cuando mi madre aun
duerme. Borroneo y borroneo esos poemas
en esos cuadernitos, que un amigo ahora
me está comprando poco a poco porque
dizque quiere publicarme un libro. Así que
no hay un lugar ni una hora fija para escribir.
Cuando el poema sale, no pregunta ni la hora
ni el lugar, aparece y te arrasa con su belleza.

 

Wordsworth decía que la poesía proviene
de la emoción que recordamos
en la serenidad. ¿De dónde proviene
la poesía?


R/ Creo que la poesía proviene de las criaturas,
de las criaturas reales, pues siempre
he tenido enredos con el concepto de Dios.

 

¿Cuáles son sus lecturas poéticas? ¿De
qué influencias es usted consciente?

R/ Primero me iluminó el camino Neruda,
García Lorca, Machado y Sor Juana
Inés. Luego del deslumbramiento me es
imposible mencionar nombres, pues me
alimento de cuanta poesía cae a mis manos,
especialmente los latinoamericanos.

 

La literatura -escribió Borges- es el
recuerdo y el olvido de lo que hemos
leído y vivido. ¿Cuáles son las fuentes
o la materia de su escritura poética?

R/ Me le apunto a lo vivido más que a lo leído.
Lo vivido me ha dado el dolor necesario
para moldear mis poemas, poemas escritos
al borde del mar o al calor de un hombre
simple o letrado que ha visitado mi cuerpo
en cualquier cabaña del sur. Lo leído tal vez
me ha dado la música de la poesía.

 

¿Podríamos hablar de una poesía de
la mujer?

R/ No lo creo, mira que incluso la palabra
poeta se usa –afortunadamente- tanto para
el hombre como para la mujer. Cuando me
dicen poetisa me siento algo discriminada,
en cambio cuando me llaman poeta es como
si me llamaran por mi nombre: ¡Clemencia!
La poesía, escrita por hombres o por
mujeres, es poesía.

 

Todo poeta tiene una estética y una
ética a la que instintiva o conscientemente
obedece…

R/ Eso es cierto, pero también lo es el hecho
de que uno no puede elegir esa estética, que
vendría a ser como el estilo propio manejado
instintivamente. En mi caso, como mujer
Caribe y con sangre árabe en las venas,
me reconozco en la herencia de la poesía
española que a su vez proviene de la poesía
árabe, de ese canto por naturaleza totalmente
poético, al que habría que sumarle el rumor
del mar Caribe. Y en cuanto a la ética, ahora
que lo reflexiono, creo que en mi caso es
una ética profundamente femenina -mas no
feminista- femenina y humanista, porque
creo firmemente que la poesía ante todo nos
hace más humanos.

 

Considera usted que la poesía debe
sólo aspirar a dar testimonio de la
íntima verdad anecdótica del poeta
o también de la realidad históricocultural
que la origina?

R/ La poesía, al nacer de las intimidades
del alma, traduce también la colectividad,
su entorno, su época, la manera como
uno se relaciona con la sociedad. Así que
difícilmente podría pensar en separar la
vida del poeta con la vida que le corresponde
compartir. Nadie es solo, y esa certeza
del saberse acompañado es uno de los
principales motivos que nos lleva a escribir.
Así que cuando producimos arte, lo que
estamos haciendo es reflejar por medio de
ese arte toda la realidad histórica y cultural
en la que estamos inmersos.

 

***

Nota del editor: esta entrevista fue realizada a la poeta
Clemencia Tariffa, post mortem, a través de los hilos de la
poesía, que todo lo hacen posible, y aparece en el libro Ellas
escriben en el Caribe, compilado por Rubén Darío Otálvaro
Sepúlveda, y editado por el Fondo Editorial de la Universidad
de Córdoba, en la ciudad de Montería, Colombia, en el año 2012.

 

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En la fotografía: Leda Mendoza, Myriam Reina, Hernán Vargascarreño, Clemencia Tariffa y Monique Facuseh

 



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