Revista Latinoemerica de Poesía

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165. Yosie Crespo



 

Publicamos una muestra de Yosie Crespo (Cuba/EEUU, 1979). Nació en Pinar del Río, Cuba en 1979.  Con Solárium obtuvo en 2011 el Primer Premio “Nuevos Valores de la Poesía Hispana” convocado por las Ediciones Baquiana y el CCE (Centro Cultural Español) de Miami, Estados Unidos.

 

 

 

 

EL PASO DEL TIEMPO EN LA MADERA

Hay un pájaro púrpura que vive en mi interior
lo observo cantar blancos jaicús
mirando sin ansia su propia especie
hay un pájaro dentro de la carne solo
desdibujado por el olor del abismo
y en plena búsqueda lunar
es como si estuviese mudo o esperando
para quedarse en silencio
o es solo idea mía ese pájaro
que juega a no ser
cuando irrumpe de pronto en el oscuro azul
que le da vida o quizá le da más muerte
y no tiene sombras no tiene manos que sostengan
el paso del tiempo en la madera
tiene un hastío un dolor tiene una furia
un ruido un fingir de labios que apresuran
el grito que no llega nunca al fondo
y no termina de caer
y tanto párpado inquieto donde había infancia
y tanto hielo que rompe el calcio
de tiempos no vividos
algunas veces acepto su respuesta y olvido
que hay un pájaro oculto en otra parte de mí
que me une a la vida
entonces descubro que existe
en otro fondo en donde vuelo desnuda
y no me guardo del que me esquiva
y no me guardo del que me abraza
y es un mordisco de perro
es un murmullo un amor de mil años
que no causa la muerte
es una amnesia de cosas que están en uno mismo
y es un sorbo y una sed con perfil de antepasado
remoto.

 

  

 

 

POEMA ESPIRAL

En el fondo no hay fondo
hay un extremo
dejando caer todo el peso
una invocación de todas las que deseo ser
y no he sido
en el fondo hay otro fondo (paralelo)
una existencia continua
de mis manos en alto
hay un medio por el cual se canaliza
el signo que me rompe y a la vez me apacigua
en el fondo descanso como un tronco seco

en el fondo no hay fondo: hay una calle
que es un espejo destejido por el tiempo.

 

 

 


EL DICCIONARIO


Mi madre cuando no era mi madre
leía diccionarios en las noches
y viajaba a sitios importantes
donde no llegaban cartas ni telegramas míos
y mirando desganada el letrero desleído del agua
el ácido los renglones no a mi manera sino a la suya
y no desde mi ciudad sino en otra
estaba llena de pájaros insectos árboles
perforados por pájaros carpinteros
en cuyo averno caía para seguir cayendo.
ni adulta ni muchacha mi madre
desde cierta parte íntima que yo desconozco
decía:
una coma es una herida vertical un músculo
y conforme el mar no desemboca en el mar
yo amaba su condición de no madre
desligada del gran libro sobre la mesa
no palabra no vaca de aquella vaca
mi madre cuando no era mi madre
cantaba para otra en medio de las bombas
y el lodo.

 

 

 


EL CAOS EN EL HOMBRE

El caos forma parte de la jaula
tiene pies tiene manos tiene nombres
y huesos mal equilibrados
y un áspero signo que pronuncia el monstruo
en cada piedra cada sol cada golpe sobre el vacío
como si fueran algún dios de Dios
hay hombres que están lejos de Dios y más cerca de la jaula
hay hombres un poco más a la derecha
y hay hombres un poco más a la izquierda
y hombres aullando como ovejas perdidas
lejos
de cuánto coágulo
de cuánta niebla oscilando ante una puerta
y cuántos siglos de infamia
cuentan los intervalos de la sombra
y yo invisible como una semilla mal plantada
en el centro de esta tierra húmeda.

 

 

 

 

ESTA CASA
ESTA ISLA REPENTINA
ESTA SOMBRA
esta mancha
esta mujer fatal bajo mi nuca
esta lengua esta boca que en los abriles todos te nombran
esta tristeza que no tengo que de todo vestigio de dolor se vaya
estos trazos de tiza borrados por el agua
este quererte hacer demasiado lento
y este quererte decir demasiado de prisa
estos peces de un solo color en mi piedra ordinaria
esta niebla de tiempo que el límite corrompe
este frío pronunciando lo que el otoño calla
esta tierra esta carne este fulgor que sorprende
que se marcha sin haber mirado antes
este asomo de luz en este desierto apagado
y este final ubicado de mi nave entre las dársenas
este estruendo de dios como la sucesión singular
de lo que no podrá definir la circunstancia
este abrumar de las horas y este fenecer gratuito
de esta hondura que reposa delante de mis pasos
y esta voz de haber amado sin ocultar la misma fuerza
y este llegar del silencio para decirnos más sobre el silencio.

 

 

 

 

YA NO

Ya no muerde tu nombre tan hermoso.

no se ajusta a los polos tu ausencia
hace tiempo la memoria de aquel río
que va pasando siempre
te mata poco a poco

y ya no naces en el indicio de la piedra
y no hay rastros de serpientes esbozadas
de una tarde

ahora que las hojas de los árboles se curvan
hacia el sur
ya no alcanzas los caminos para verte
andar por nuevas calles
y ya no me espanta tu doble
en la mesa ni en la hoja de un lirio que está rota
ni en los trazos que van por dentro
ni ya habitas en las sombras

ya no aconteces del modo en que un recuerdo
ni se habla de puertas de aceras infranqueables
de lo que somos o no somos
y de otra vez decir adiós

y ahora que ya no cabe más la noche
ya no aceleras la flor
y no anticipan las luces más bajas de la tristeza
y ya no muerde
tu nombre

ya no.

 

 

 

 

 

LA LIBERTAD DEL LÍMITE


porque nos acostumbramos
a tener la sed de los confines del mundo
al amor desértico de los que rompen la rama
al instinto de lo absurdo.

porque nos acostumbramos
a la inmensa soledad del desierto
para no morir como animal sacrificado
ante el pudor de los que buscan la distancia
casi insalvable de los que siguen vivos.

porque nos acostumbramos
a volar nunca hacia alguna parte
con el cansancio de quien agradece a medianoche
con las ropas nuevas de quien se sienta a morir
y sabe que todavía tiene que esperar.

porque nos acostumbramos
a la tierra fértil y a la falsa victoria
a los distintos cultos del que lo intenta todo
y a los tirabuzones de arena que alzaba el viento.

porque nos acostumbramos
a temer el abandono fijo de los grandes teatros
al instante de miedo en el cuerpo sosegado
para después validarnos en el color púrpura
de la derrota.

porque nos acostumbramos
a la llanura seca de la orilla misma
al momento anterior de la palabra
en el átimo por consiguiente superado
de lo nunca conseguido.

porque nos acostumbramos
a los que aman el amanecer y los disparos
a ese frío sin falta de los que gobiernan
con cada hoja arrancada y cada bosque
donde ya no se oye ni el susurro
de los muertos.

porque nos acostumbramos
a juzgar con la intención de los músculos
porque una navaja lenta con esfuerzo
se multiplica.


porque nos acostumbramos
a lo terriblemente bello de nuestro propio exilio
a la alegría salvaje de no pisar otra vez el país de origen
a la perplejidad de la duda y la sorpresa
del alivio sin cura de nuestra propia ceguera.

 

 

  

 

 

Yosie Crespo (Cuba/EEUU, 1979).  Nació en Pinar del Río, Cuba en 1979, es una poeta y narradora que piensa en inglés y escribe en español (producto híbrido) textos en los cuales se encuentran las culturas cubana y anglosajona en un terreno que nunca es neutral. Se interesa por la relación dentro del poema de aquellos elementos que hacen hablar a un yo distinto del escritor que asume el texto.

Con Solárium obtuvo en 2011 el Primer Premio “Nuevos Valores de la Poesía Hispana” convocado por las Ediciones Baquiana y el CCE (Centro Cultural Español) de Miami, Estados Unidos. Ese propio año recibió Primer Premio del IV Concurso Juvenil de Poesía Federico García Lorca y fue Premio Internacional en la categoría de Cuento Corto en la Feria del Libro de Buenos Aires, Argentina. Otro de sus poemarios Como si fueran grullas fugitivas resultó finalista del Premio Paz de Poesía 2016, convocado por National Poetry Series, en Nueva York.

Tiene publicados Solárium (2011), La ruta del pájaro sobre mi cabeza (Ediciones Torremozas, España, 2013) y Caravana (una pequeña versión publicada por El Quirófano Ediciones, Ecuador, 2015). Otra versión más amplia de Caravana fue publicada por la Editorial Letras Cubanas en Febrero, 2018. Sus trabajos aparecen regularmente en numerosas revistas y antologías digitales e impresas. Reside en Miami desde los diez años.

 

 



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