11. Daniel Freidemberg
Entrevista por Xavier Oqueno Troncoso
Daniel Freidemberg nació en 1945 en Resistencia (República Argentina). Desde 1966 reside en Buenos Aires. Libros de poemas: Blues del que vuelve solo a casa (1973), Diario en la crisis (1986), Lo espeso real (1996), La sonatita que haga fondo al caos (1998), Cantos en la mañana vil (2001). Ensayo y crítica iteraria: La poesía del 50 (1982), La palabra a prueba (1993), Cómo se escribe un poema (en coautoría con Edgardo Russo, 1994). Es autor de 18 antologías, mayormente de poesía argentina e hispanoamericana. Cofundador e integrante del Consejo de Dirección de la revista trimestral Diario de Poesía de Buenos Aires. Integrante del Consejo de Colaboración de la revista AErea de Santiago de Chile y del Comité Editorial de Códice. Revista de poéticas, de Long Island, New York.
EN CASO DE QUE
Si rompen la puerta, si
con un golpe inconfundible y preciso
la echan abajo y
se oye a mi hijo llorar
¿Qué va a entrar? ¿El
invierno (hojas -de plátano o de un
viejo diario- incluidas)? ¿El
silencio eterno de los espacios infinitos?
¿Santos marchando acudirán? ¿La lluvia acaso y
tiemblen las cortinas?
Y si, supongamos que ocurre, la rompen y
el visitante parpadea, dice "perdón",
se quita el sombrero, "estaba equivocado"?
Habría que hacerle pagar entonces los
daños, exigirle una explicación
por el flagrante incumplimiento de
lo que esperábamos de él yo y la historia.
Lo espeso real (1997)
a ¿Cuáles son los tres títulos de la literatura universal a los que se acerca constantemente a releerlos?
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Hay algunos libros a los que vuelvo cada tanto. Son bastantes más de tres, pero voy a mencionar tres: Poemas humanos (César Vallejo), Discusión (Jorge Luis Borges), El malestar en la cultura (Sigmund Freud).
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- ¿Qué haría por obtener un ejemplar de la primera edición de algún libro famoso de la literatura y Cuál sería ese título?
Si alguien me la regala voy a estar muy complacido, pero no haría nada especial para conseguir una primera edición. Y, en ese caso, querría alguno de los bellísimos códices medievales iluminados a mano.
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- ¿En qué libro ha encontrado su definición de “Vida”?
No me acuerdo dónde lo leí ni de quién es: "la vida es aquello que se nos escapa mientras estamos ocupados en vivir".
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- ¿Qué historia de amor de la literatura le hubiera gustado vivir?
Ninguna. Las más bellas historias de amor de la literatura son historias tristes o desgraciadas. Una de las ventajas de la literatura es que nos permite asistir a historias como si las estuviéramos viviendo, pero sin tener que vivirlas de verdad.
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- ¿Qué obra de la literatura le gustaría ver en el cine?
Cualquier obra mediocre en la que percibo una idea que podría ser interesante si la trabaja un buen director. Si una obra literaria me parece lograda, no veo por qué debiera pasar al cine, ya está bien como está. Es como lo que le dijo Mallarmé a Debussy cuando éste le propuso poner música a uno de sus poemas: "yo creía que ya tenía música". Hay, por supuesto, grandes filmes basados en obras literarias (pienso en La muerte en Venecia, de Visconti o La leyenda del santo bebedor, de los hermanos Taviani), pero el autor de un film es su director, y el director, cuando es artista, recrea siempre la obra en que se basa, la reinventa a su manera, no importa que el texto original sea bueno o malo.
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- ¿Con qué autor de la literatura le hubiera gustado conversar y compartir en una velada bohemia?
Conversar, con Borges. Con Juan Gelman conversé algunas veces pero me gustaría conversar muchas más. Y compartir una velada bohemia, con Edgar Bayley y Francisco Madariaga, porque para eso tendrían que estar vivos aún.
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- ¿A qué autor de la literatura universal considera injustamente olvidado?
Leopoldo Marechal (la extraordinaria poesía de Marechal), Louis Aragon, Juan Rodolfo Wilcock, Sara Gallardo (sobre todo por Eisejuaz, uno de los libros más bellos y una de las experiencias literarias más radicales de todo el siglo XX), Francisco Urondo, Fina García Marruz (que vive y sigue escribiendo, pero a quien no se reconoce como la exquisita poeta que es).
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- ¿A qué autor de la literatura universal considera sobre valorado por la crítica y el tiempo?
El marqués de Sade, H. P. Lovecraft, Alfonsina Storni, Witold Gombrowicz, Boris Vian, Adolfo Bioy Casares, Octavio Paz, Augusto Monterroso, Manuel Puig, Copi, y no voy a nombrar ningún escritor actual para que la lista no se haga interminable.
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- ¿Qué personaje de la literatura le hubiera gustado que exista, efectivamente?
Jesús de Nazareth.
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- ¿En qué personaje de la literatura se ha visto reflejado en virtudes y defectos?
Quizá los protagonistas de las novelas de Cesare Pavese.
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- ¿Cuáles son las cinco palabras que utiliza con obsesión en su literatura?
"Alma", "volar", "ave", "agua", "real". Son exactamente eso, obsesiones. No las elijo ni me gustan especialmente, son palabras que aparecen por su cuenta y, del modo en que aparecen, se vuelven irreemplazables.
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- ¿Con qué está comprometida su literatura?
Con la persecución de la palabra justa (esa cuyo sonido no traiciona su sentido) y con la fidelidad a la verdad. Si por "verdad" se entiende lo contrario de "impostura": que la escritura esté fundada en una necesareidad.
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- ¿Cómo sería su vida sin la literatura?
No me lo puedo imaginar. No sería yo. Estoy hecho de literatura, la literatura ocupa casi todo mi tiempo aun cuando esté ocupándome de otras cosas. Se me ocurre que cualquier vida sin literatura sería una vida miserable, de alguien que fácilmente puede convertirse en un fascista (y un fascista no es más que un mediocre con permiso para ejercer impunemente su mediocridad), pero sé que pensar de ese modo es un prejuicio mío, trato de no ponerme en esa posición. Por supuesto que también puedo soñar con una vida paradisíaca en la que la literatura no tendría la menor importancia, porque uno viviría en contacto directo con las cosas, libre y espontáneo, sólo que esa vida es imposible en el mundo real, o al menos en las sociedades que conozco.